Cuando tu pequeño te ruega que no lo abandones en la guardería, en el preescolar, o antes de acostarse, puede ser difícil de manejar. ¡Los ojos tristes y las súplicas realmente nos rompen el corazón! En este artículo te compartimos cuatro herramientas para manejar los problemas de separación.
1. Narra sus sentimientos
Narra sus sentimientos con intensidad para que se dé cuenta de que comprendes cómo se siente. Por ejemplo “entiendo que no quieres separarte de mamá, y que te da miedo que te deje en la guardería…” Esto hace que los niños se sientan comprendidos, aceptados y seguros.
2. Trabaja la paciencia
Practica las siguientes tres técnicas durante varios días para ayudar a preparar a tu hijo y lograr separaciones más fáciles. Comienza con unos segundos y aumenta gradualmente hasta un minuto. Aprenderá rápidamente que esperar es genial porque cuando tiene paciencia, por lo general obtiene lo que quiere.
3. Cuentos de hadas
Prepara a tu hijo para lo que vendrá contándole pequeñas historias en las que mamá se va... pero siempre regresa.
“Érase una vez un pajarito llamado Tiki que se preocupó cuando su mamá se fue volando a buscar el desayuno. Tiki dijo: '¡No te vayas, mami!' Pero su mami tuvo que irse... por solo un minuto. Así que Tiki esperó y cantó canciones con su osito de peluche hasta que mamá regresó. Mamá siempre regresaba y luego Tiki se sentía feliz y seguro. '¡Sí! ¡Mami está en casa! ', exclamó el pajarito, y su mamá le dio muchos besos ... y algunos gusanos grandes y jugosos para comer ".
4. Artículos que le recuerden a mamá (o papá)
Estos artículos son fantásticos para los niños con problemas de separación. Si tu pequeño todavía no tiene uno, ofrécele un amuleto especial (como una pulsera, una moneda mágica, una foto) que pueda tocar y mirar cada vez que extrañe a mamá o papá. Recuerda dárselo por primera vez cuando esté tranquilo y feliz, no cuando esté estresado.
Juntando las cuatro herramientas
Después de practicar las técnicas anteriores en casa durante varios días, a continuación te explicamos cómo usarlas para responder a las protestas de su hijo en la guardería o el preescolar.
Empieza por crear una conexión con respeto. Dale abrazos y repite las preocupaciones de tu hijo con una voz sincera y con mucha repetición: “Tú dices: '¡No! ¡¡¡No no!!! ¡Guardería no! ¡No te vayas, mami! ". Una vez que tu pequeño se haya calmado un poco, dale un poco de tiempo (jugar, leer o sentarse juntos mientras tú describes lo que los otros niños traen puesto y lo que están haciendo).
A continuación, usa pruebas de paciencia y caricias. Después de unos minutos, actúa como si de repente recordaras que tienes que hacer algo: “¡Ay! ¡Espera! Mami tiene que ver a la maestra. ¡Espera! ¡Espera!" Luego di: "¡Abraza a tu osito de peluche (o tu pulsera mágica) muy fuerte y ahorita viene mami!" Luego, camina rápidamente por la habitación y regresa en solo dos o tres segundos, diciendo: “Yo sé que no quieres que me vaya, mi amor, pero, ¡me esperaste muy bien! ¡Felicidades! ¡Vamos, hay que jugar! "
Si tu hijo protesta, demuéstrale que entiendes sus sentimientos con tu tono de voz y gestos. Juega un poco más con él, hasta que esté feliz por unos minutos; luego repite la prueba de la paciencia. Por ejemplo, podrías decir de repente: “¡Ay! ¡Pipí! ¡Pipí! Mamá tiene que hacer pipí. Toma, abraza a tu osito, ahorita vengo". Luego sal de la habitación por unos tres segundos.
Durante los próximos 15 minutos, repite este proceso muchas veces. ("¡Ay! ¡Mami tiene que hacer pipí otra vez! A ver, déjame dibujar una cara chistosa en tu mano para que puedas verla mientras no estoy, y ahorita vengo"). Sal gradualmente por períodos más largos (10 segundos, 20 segundos, 30 segundos, un minuto).
Una vez que tu hijo pueda manejar con calma varios minutos sin ti, puedes irte por un periodo largo. ¡Pero nunca te escapes! Salúdalo con la mano y dile alegremente: “¡Adiós! Te amo. Te veo al ratito. Si me extrañas, solo toca tu pulsera mágica (o mira la cara chistosa que te dibujé en la mano) y piensa en mí dándote un abrazo fuerte". También puedes mencionar algo divertido que harán juntos después de la escuela.
La cereza del pastel: elogios y chismes
Cuando recojas a tu hijo al final del día, elogia su éxito (dale una estrella o un “chócalas” con la mano). En casa, chismea con su abuela o su papá sobre su valentía: “Carlitos me dijo: 'No, mami. No te vayas ... ", pero luego vio juguetes y a los otros niños, y fue valiente. Pasó un buen rato y comió un snack... ¡una galleta y jugo! Entonces mamá regresó y le dio a Carlitos un abrazo muy fuerte y ¡estuvimos felices!"
Nota: algunos niños de voluntad fuerte lloran cuando mamá se va, a pesar de toda su preparación. Si eso le sucede a tu bebé, llama a la escuela 20 minutos después de que te vayas y pregúntale al maestro si todavía está llorando. Si la escuela informa que empezó a jugar felizmente dos minutos después de que te fuiste, respira hondo y felicítate. (Afortunadamente, esto es lo que sucede nueve de cada diez veces).
Sin embargo, si tu hijo no deja de llorar después de que te vayas, es posible que algo más esté alimentando su ansiedad. Si hay situaciones de estrés en el hogar (como un nuevo bebé, divorcio, etc.), planea quedarte en la escuela todo el día, durante unos días, para monitorear la situación. Si no puedes quedarte, intenta hacer algunas visitas sorpresa para asegurarte de que los niños y los maestros estén tratando bien a tu pequeño. Sigue jugando, contándole cuentos, practicando la paciencia, diciéndole que abrace a su osito/pulsera/foto, la respiración mágica, etc., para aumentar la confianza en sí mismo desde casa. Si el alboroto continúa, considera cambiar de escuela, de guardería o de niñera.